En Polop de la Marina (4. 600 habitantes, Alicante) a pocos vecinos ha sorprendido el arresto de Juan Cano, el alcalde de la localidad, acusado de estar implicado en el asesinato del anterior regidor, Alejandro Ponsoda, ocurrido en 2007. Su rencor a su antecesor, del PP como él, era abiertamente público.
Además de Juan Cano, el detenido, Joaquín Montiel, concejal de Turismo, está también en el punto de mira. Montiel permanece encerrado en su chalet y muchos creen que su detención será inminente.
Las vidas de Cano y Montiel están cosidas por el hilo del urbanismo y el dinero rápido. Amigos desde el colegio, fueron expulsados del equipo de Gobierno por Ponsoda en el 2003 por una presunta extorsión a un empresario al que pidieron dinero por una licencia. En mayo de 2007 ambos regresaron al ayuntamiento tras las presiones del sector zaplanista y Cano alimentó su resentimiento hacia Ponsoda cuando se negó a aprobar un plan de 5.000 viviendas.
Según la investigación policial, éste pudo ser el detonante de un crimen con un grueso barniz de novela negra: grandes pelotazos urbanísticos, conspiraciones en prostíbulos y dos sicarios checos que habrían cobrado 50.000 euros por eliminar a Alejandro Ponsoda. Todo ello con la proximidad y el telón de fondo de santuarios del ladrillo costero alicantino como Benidorm, Altea o Calpe, donde especulación y hormigón conviven a diario en las articulaciones de la política local.
De hecho, Cano y Montiel obtuvieron suculentos beneficios entre los años 2003 y 2007 tras invertir en varios negocios inmobiliarios. En poco tiempo, ambos pasaron de vivir en pequeños pisos en el núcleo urbano a acomodados chalets en la periferia. "Y eso, en un pueblo de cuatro casas, pues llama la atención", comentaba estos días un residente. (Fuente: Publico.es)
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