La Intervención General del Estado y UGT coinciden: a la Radiotelevisión Española gestionada por Luis Fernández no hay por donde cogerla.
La auditoría "de infarto" realizada por la Intervención sobre el ejercicio de 2008 relata una desastrosa gestión. El sindicato UGT asegura que "no hay una sola área de la Casa que se escape a la corrupción".
La radiografía que traza la Intervención General del Estado habla por sí sola: amiguismo, falta de transparencia y actuación despótica de un personaje que se salta al Consejo de Administración. Todo muy próximo a una república bananera.
Tenemos dos tipos de irregularidades graves, que merecen ser miradas con lupa, por los menos, por el Tribunal de Cuentas.
Por un lado las del propio Luis Fernández. El antecesor de Alberto Oliart llevaba al Consejo de RTVE la aprobación de contratos que él ya había firmado previamente. Lo que da una idea del respeto que le merecía el Consejo.
Un caso significativo es la aprobación de un acuerdo con la Warner Brothers por un importe inicial de 85 millones de euros: el Consejo lo autorizó sin saber que ya estaba previamente formalizado.
Por otro lado, las irregularidades de Pedro Pablo Mansilla, elegido a dedo por Fernández para gestionar la venta de terrenos del Ente.
Como en los viejos tiempos de la corrupción felipista, una misma persona se encargaba de la venta, la posible compra, proponía a las empresas a las que debía solicitar las ofertas, firmaba el informe técnico de adjudicaciones, etc. (Fuente: Periodista Digital)
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