“Consideramos al proyecto a priori como elegible, en nuestras ayudas, y deseamos a sus promotores todo el éxito del mundo, por el bien de nuestro empleo, nuestra economía y nuestro medio ambiente”. Así remató Juan Tomás Hernani,secretario general de Innovación del Ministerio de Ciencia e Innovación y presidente del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), una carta con membrete oficial dirigida a Andrés Bäcker, de la empresa Sustainable Reference S.L.. Después, esta compañía pidió y consiguió financiación del organismo que preside el propio Hernani. El CDTI, dependiente del Ministerio que dirige Cristina Garmendia, se dedica a apoyar económicamente proyectos relacionados con la innovación tecnológica, el I+D+i. Este año tiene un presupuesto de 1.400 millones de euros.
El funcionario encargado de la evaluación de las solicitudes debió quedarse perplejo cuando se topó, en la solicitud cursada por Sustainable Reference S.L., con la citada carta de recomendación firmada por el mismísimo presidente del CDTI, su jefe y alto cargo del Ministerio de Ciencia, quien aseguraba que “tras haber mantenido una reunión de análisis, me complace afirmar que la economía verde es uno de los ejes de nuestra Estrategia Nacional de Innovación, y que el proyecto de Sustainable Reference S.L. es un claro ejemplo de la cultura de emprendizaje (sic) y creación de valor que el Ministerio promueve”.
El Comité de empresa del CDTI envió una nota a trabajadores y directivos en la que calificaba esta carta de recomendación como “un trato de favor inaceptable del secretario general de Innovación hacia una empresa”. El código ético del organismo público refleja en su artículo 3.1.1. que “se evitará cualquier clase de interferencia o influencia de empresas, entidades, proveedores o terceros que pueda alterar la imparcialidad y la objetividad profesional de los trabajadores del CDTI”.
Lo más rocambolesco es que Juan Tomás Hernani, hombre de confianza de la ministra Cristina Garmendia y con atribuciones propias de secretario de Estado, contraatacó con un correo al director general del CDTI, Arturo Azcorra, al que ha tenido acceso El Confidencial. Hernani daba instrucciones: “Quiero que transmitas a las partes implicadas en tu equipo que no deben admitir ningún tipo de presión o influencia en la decisión de los proyectos. Es un tema tan importante que no pueden haber medias tintas”.
Pese al revuelo que se armó, finalmente, en enero de este año, el CDTI aprobó el proyecto presentado por Sustainable Reference, después de que los técnicos consideraran que encajaba en los fines de esta institución. Pese a que los importes no son públicos, El Confidencial ha podido saber que se trata de un proyecto de 591.000 euros, de los que el organismo público aporta 350.000 en un crédito a interés cero reembolsable en varios años y otros 5.000 a fondo perdido. El resto del coste del proyecto lo tiene que asumir la empresa.
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